Bandera Blanca
Carmelo Ojeda
OPINIÓN
El sector del taxi en Telde está dividido y libra desde hace meses, acaso años, una batalla interna que transmite a la ciudadanía una imagen que no habla mucho a favor de estos profesionales.
El caso del presunto cobro de comisiones ilegales por el traspaso irregular de licencias, conocido como Taprada, pendiente de la celebración de juicio oral; la denuncia contra la mayor de las dos cooperativas locales por un supuesto delito informático y, más recientemente, las posturas enfrentadas de empresarios y asalariados ante el procedimiento articulado por el Ayuntamiento para ampliar en 24 unidades el número de licencias de auto taxis en servicio en el municipio a partir de este año han terminado por dejar tocado a un gremio económico del que viven cientos de familias de la ciudad.
Las divergencias que en las últimas semanas han salido a la luz pública con toda crudeza están abriendo un cisma de incalculables consecuencias entre los actuales dueños de las licencias y sus conductores. En definitiva, entre profesionales que comparten todos los días muchas horas en las paradas a la espera de clientes.
Carmelo Ojeda
OPINIÓN
El sector del taxi en Telde está dividido y libra desde hace meses, acaso años, una batalla interna que transmite a la ciudadanía una imagen que no habla mucho a favor de estos profesionales.
El caso del presunto cobro de comisiones ilegales por el traspaso irregular de licencias, conocido como Taprada, pendiente de la celebración de juicio oral; la denuncia contra la mayor de las dos cooperativas locales por un supuesto delito informático y, más recientemente, las posturas enfrentadas de empresarios y asalariados ante el procedimiento articulado por el Ayuntamiento para ampliar en 24 unidades el número de licencias de auto taxis en servicio en el municipio a partir de este año han terminado por dejar tocado a un gremio económico del que viven cientos de familias de la ciudad.
Las divergencias que en las últimas semanas han salido a la luz pública con toda crudeza están abriendo un cisma de incalculables consecuencias entre los actuales dueños de las licencias y sus conductores. En definitiva, entre profesionales que comparten todos los días muchas horas en las paradas a la espera de clientes.
El ambiente que se respira en el sector no es precisamente el más adecuado para encarar el actual momento de crisis, coyuntura difícil en la que unos y otros se amparan para rechazar o secundar, según sus intereses, el acuerdo del Consistorio teldense de ampliar la flota de taxis debido a la creciente demanda ciudadana, dato éste que es irrefutable por el aumento poblacional y desarrollo urbano de Telde.
Así las cosas, patronos y asalariados deberían hacer un examen de conciencia sobre los efectos negativos que está teniendo entre sus usuarios y vecinos en general la manera de ventilar sus quejas y posturas encontradas. Los comentarios que se oyen por las esquinas no les dejan precisamente en buen lugar. En esta ofensiva sin cuartel algunos pueden estar convencidos de que la están ganando, pero en la calle, ante la ciudadanía, la disputa está haciendo daños a todos, quizás con más intensidad a unos que a otros.
La división entre profesionales de un mismo sector jamás es buena y mucho menos en los tiempos que corren. Los taxistas de Telde deberían bajar ya la bandera de la discordia e iniciar un recorrido hacia puntos de confluencia.
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